Los chicos estaban felices de ver a los reyes magos pero jamás me imaginé que iba a pasar lo mismo con los adultos, me hace pensar que todos tenemos un chico adentro, eran todos niños que esperaban a los reyes para brindarle cariño. Me conmovieron los abrazos de los pacientes, las familias, el amor que nos brindaron. Una experiencia que me hubiera perdido por timidez, ¡pero dije que sí!. Me hizo pensar que a veces con poco se puede amar mucho. ¡Gracias!

No sé si fue la sorpresa o la magia de compartir un momento el que generó ese espacio donde no importaba nada más que el pertenecer como comunidad a esa vivencia. Tener la oportunidad de visitar a los pacientes, hablar, dar la mano, regalar palabras al oído, abrazar o simplemente estar en silencio fue muy movilizante. Ese día viví lo más valioso: paz en el alma, sonrisa en el corazón y comunión con los demás.

Una alegría enorme poder ser parte de esta representación. ¡Fue una sorpresa la reacción de cada uno!: niños, padres, empleados del Sanatorio. Se sintió en todos la experiencia de ser niño de nuevo,, por unas horas.

Me llevo en el corazón la disponibilidad de todos para que sea posible y la alegría en cada rostro, gracias!