Teléfono del Padre
Te invitamos a pedirle un mensaje al Padre Kentenich. Antes de hacerlo, pensá en alguna situación, alguna persona, o aquello que lleves en el corazón y que necesite alguna palabra de aliento, o una guía…
El P. José Kentenich, respondiendo al pedido de muchas personas, fue escribiendo frases personales en una estampa, o libreta, o un simple papel.
Durante el tiempo en la cárcel y en el campo de concentración, una frase breve y personal del P. J. Kentenich se convirtió en un tesoro para quienes lo seguían y lo tenían como guía, como padre. También en los últimos años de vida, regaló a muchas personas y grupos sus frases, consejos y mensajes manuscritos.
El “teléfono del Padre”, como recopilación de estas palabras y mensajes, tal como se utiliza en la Obra de Schoenstatt, se debe a la iniciativa de una Hermana en la década del 70, y se difundió muy rápidamente a nivel mundial en toda la Obra.
Usar el “teléfono del Padre” es como detenerse un minuto, buscar una conexión, y esperar una respuesta. Muchas veces, esas palabras nos iluminan, nos orientan, nos consuelan, nos fortalecen, nos confirman… Incluso pueden dar respuesta a situaciones concretas, y hacernos experimentar su cercanía y su intercesión. Todo esto, claro, según la fe con que esperemos esa respuesta.