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Domingo 2 de Julio: Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, exclamó Jesús: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Vengan a mí todos los que estén cansados y agobiados, y yo los aliviaré. Carguen conmigo mi yugo y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera."

Palabra de Dios.


Estas palabras han sido de gran ayuda y consuelo para millones de personas a través de los años. Todos conocemos momentos de llevar pesadas cargas de fracasos, dolores, pérdidas, lástima, culpa, depresión, desesperanza. Solo en admitir honestamente nuestras necesidades podemos encontrar descanso en el alma, que es lo que anhelamos. Un alma en reposo puede compartir la paz de Dios.

Es fácil sentirse agobiado cuando lucho solo, pero puedo llevar mi carga con la ayuda de Jesús. Él promete que su actitud de humildad y dulzura harán la diferencia.



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¿Cuál debe ser la ley de nuestra vida?

Todo por amor, mediante el amor

y para el amor"

Padre J. Kentenich

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